Hitler en Argentina y el pueblo menos pensado

Que Adolph Hitler no murió y escapó de Alemania hacia Argentina, es un leyenda o, mejor dicho, secreto a voces. Pero que haya «vivido» en este pueblo es algo nadie se imaginó. 

El nazismo, la Segunda Guerra Mundial y todos aquellos tópicos que circundan esta temática, resultan casi indivisibles de la identidad argentina. Documentación fidedigna, mitos urbanos e historias que han pasado de boca en boca, aseguran que tanto los altos mandos nazis como el propio Adolph Hitler, hicieron una parada obligada en nuestro país y que, inclusive, acá encontraron su última morada.

Sin embargo, en el imaginario popular al hablar de nazis y de Hitler en Argentina, lo primero que se nos viene a la cabeza es pensar en lugares como La Cumbrecita, Villa general Belgrano o La Falda. Todas ciudades que remiten a típicos parajes bávaros. Por este mismo motivo, en ciudades patagónicas como Bariloche e incluso Puerto Madryn (aunque nada tenga que ver su clima con el de Alemania) pueden encontrarse múltiples los testimonios que ponen a Hitler como un visitante «ilustre».

A pesar de esto, todo indicaría que el gran dictador de hecho vivió en Argentina pero en el lugar menos pensado.

Los datos.

No es Córdoba, ni Buenos Aires ni Santa Fé la provincia en cuestión. Este lugar está más bien al noreste y cuenta con una colonia alemana que dio sus inicios cerca de 1916. Para 1930 este pueblo ya contaba con una marcada población germana e incluso una escuela alemana.

Según dicen los que saben, es en ese colegio donde los inmigrantes y descendientes se reunían para seguir las novedades acerca de las múltiples batallas entre Los Aliados y El Eje, provistos de una radio de onda corta. En estas reuniones, banderas y simbología nazi, hondeaban a la luz de las velas.

Los más osados, se arriesgan a asegurar que en las transimisiones de radio, el propio Hitler mandaba saludos especiales a esta colonia Argentina asentada en el norte del país y que en esa escuela alemana se gestaba la «sucursal» argenta de la juventud hitleriana.

El pueblo al que todos apuntan, por más inusual que parezca, es la localidad de Charata en la provincia de Chaco. Esta pequeña ciudad es tristemente célebre por contar con algunos de los peores índices de escolarización, desnutrición infantil y desempleo del país. De hecho la provincia es una de las más desfavorecidas del Noreste.

La evidencia.

Es primordial partir de la base de que el cuerpo de Hitler nunca fue encontrado. Así lo aseguró en su libro Dimitri Boryslev, un ex agente de la KGB quien afirma que este personaje junto con otros altos mandos, escapó a Sudamérica terminada la guerra. Primero habrían ido a Tenerife para luego ubicarse estratégicamente destinos como Argentina, Brasil y Paraguay. Esto también lo confirman archivos recientemente desclasificados del FBI.

Fue en la década del ’70 en la propia Charata y en plena dictadura militar, que un joven de unos 16 años, encontró un ingreso a un sótano de cuatro por cuatro metros. Allí divisó armas, tanques de combustible con la esvástica y arneses para caballos, elementos que a los pocos días y, misteriosamente, desaparecieron.

Tampoco se supo nada del joven que habría denunciado en la policía el hallazgo y supongo que considerando el contexto histórico, ya se a se podrán imaginar porqué.

A pesar de esto, en la actualidad se conserva un tanque con la cruz esvástica del régimen, en el museo regional de Charata. Así como también una medalla de plata que perteneció a un ex-soldado nazi herido en combate.

Por último, documentación desclasificada recientemente que data de agosto de 1945, reveló que Hitler estaba viviendo en un gran sótano debajo de una hacienda junto a otros cientos de nazis. Un segundo documento fechado en noviembre de ese mismo año, habla de que el Führer, se encontraba en un establecimiento rural, en una locación a 1086 kilómetros al oeste Florianópolis y a 724 kilómetros al nornoroeste de Buenos Aires.

Casualmente, el cruce de ambas coordenadas ubica el punto en una zona rural y el pueblo más cercano es: sí, Charata, en Chaco.  ¿Casualidad? No lo creo. 

 

Si preferís escuchar esta historia, te dejo el audio de mi segmento en radio: Bizarrlines que salía hace varios siglos en Restos Diurnos, por www.radiolyf.com.

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