Córdoba y el día que decapitaron una estatua

No sólo de cuarteto y Fernet se vive en la docta. Las historias raras están a la orden del día en Córdoba, probablemente la capital del humor y lo bizarro. Hoy, vamos a repasar el día en que decapitaron una estatua.

Córdoba y el humor son claramente dos factores indivisibles. Son dos elementos asociados intrínsecamente y reforzados a través de los años, gracias a la televisión y la cultura popular.

Cuando llegué a esta ciudad, prácticamente de casualidad hace casi 6 años, me prometí no caer en esta trampa de estereotipos futboleros  y ver más allá del cliché.

Es decir, me prometí tomarme en serio a Córdoba, no reírme, y adoptar esa mirada anticuada, solemne y académica que hizo que este lugar se ganara el nombre de «la docta»… Demás está decir que la tarea fue imposible.

Tan sólo paseando en Nueva Córdoba (el barrio de los estudiantes y quizás el más populoso y parecido a Capital Federal), podemos toparnos con cosas más que curiosas: un monumento a un oso polar y su cría, esculturas de La Mona y de Rodrigo, aguas danzantes que hacen lo propio al ritmo de La Konga, bicisendas que no llevan a ningún lado y tantas otras cosas más.

 

Pero hoy, acá quiero hablar de las tres que más me impactan hasta el día de hoy: el FARO de Córdoba (sí, no tienen mar pero hay un faro), la huella de Gustav Eiffel (sí, el de Paris!) y la estatua decapitada de…¿A que no adivinan quién?

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